Por Yulendys Jorge y Adrian R. Morales

Fotos: Yoni Cruz

 

¿Para qué sirve un jardín botánico? Desde que abrió sus puertas el 15 de agosto de 1976, el Jardín Botánico Nacional Dr. Rafael M. Moscoso ha sido uno de los lugares de esparcimiento para todo aquel que necesita tener contacto con la naturaleza, en especial la familia, disfrutar los paisajes, celebrar picnics, y, por supuesto, el escenario ideal donde obtener las mejores fotografías para los momentos más memorables. Pero un jardín botánico es más que un espacio donde prima la naturaleza.

Un jardín botánico es el espacio destinado a estudiar, describir, conservar y proteger la flora de un país, sobre todo aquellas en peligro de extinción. El Jardín Botánico Nacional cumple este domingo 45 años de ardua labor, una dilatada tarea realizada y continuada por sus directores, biólogos y botánicos que ha rendido frutos.

Además de las visitas de placer, el Jardín Botánico es el reservorio de la flora dominicana descubierta hasta ahora. La colección del herbario del Jardín cuenta con más de 140 mil ejemplares, incluidos registros de los especímenes recolectados en la isla por botánicos extranjeros como el botánico sueco Erik Leonard Ekman (1883-1931).

Aquí acuden estudiantes e investigadores nacionales y extranjeros durante sus procesos de investigación relacionados con la flora dominicana y caribeña. El herbario está a disposición de cualquier ciudadano que esté interesado en el tema y cuenta con el servicio de un recorrido guiado, que debe hacerse con solicitud previa.

Otros de los servicios con que cuenta el JBN es el servicio bibliográfico; la biblioteca provee información sobre las obras e informaciones sobre botánica y otras áreas especializadas a estudiantes, investigadores y público en general.

En sus instalaciones cuenta con un vivero donde se pueden comprar plantas ornamentales a precios módicos, y las rutas internas han servido como lugar de ejercicio a millares de personas durante estos años, los que han formado y forman parte del Club de Caminantes.

Sus espacios emblemáticos van desde el mariposario, el pabellón de plantas acuáticas, de orquídeas, de helechos, de cactus, de rosas, entre otras, hasta el icónico puente rojo del Jardín Japonés.

El Jardín Japonés

En la celebración de este 45 aniversario no podemos dejar de recordar a Mamoru Matsunaga –fallecido en 2016 a los 81 años–, a quien le debemos la idea y el diseño del Jardín Japonés del JBN. Él era de los que decía que a la hora de armar un jardín debemos elegir los componentes con sumo cuidado para que el espacio no se vea apretado ni recargado, lo cual haría que se perdiera el equilibrio y la naturalidad.

Matsunaga, quien también estuvo encargado de la ambientación del entorno del Monumento a los Héroes de la Restauración de Santiago, fue una autoridad en paisajismo. Por sus profundos conocimientos y su acertado criterio a él acudían universidades, instituciones, clientes particulares y amigos. Además de sus valiosos aportes en la introducción del judo a República Dominicana, a este hombre –llegado de su natal Japón en 1957– el país le debe cuantiosos aportes en materia de paisajismo, muy útiles en los sectores de turismo y medio ambiente.

En entrevista con la revista Bohío, en 2012, Matsunaga expresó que es preciso saber colocar los árboles y darle a cada uno el espacio que merece. “La iluminación debe colocarse de forma tal que no parezca que el jardín está en un solo plano. Debe haber luz y sombra. Es muy sencillo: si no hay espacio, no hay belleza. El paisajismo no consiste en un jardín con árboles, es como una galería donde se exhiben las plantas para que puedan ser apreciadas y valoradas. Cuando se termina el proceso de sembrar es que comienza el jardín, es cuando comienza a formarse su temática”.

Cuando contemplamos un jardín japonés, como el que Matsunaga creó en el JBN de Santo Domingo, es como si nos sumergiéramos en un sueño en el que las rocas son montañas y el bambú al moverse deja oír la música de las emociones.

Desde la revista Fucsia abogamos porque las autoridades gubernamentales sean conscientes de la trascendencia de la labor que realizan los científicos del Jardín Botánico Nacional, porque sin flora no podemos hablar de medio ambiente. ¡Feliz 45 aniversario!

 

Datos de interés

El Jardín Botánico Nacional “Dr. Rafael M. Moscoso” fue diseñado por el arquitecto dominicano Benjamín Paiewonsky y construido conjuntamente con el ingeniero Joaquín Ruiz. Se inició en marzo de 1972 y se inauguró el 15 de agosto de 1976. La Ley 456 del 12 de octubre de ese año le dio personería jurídica.

Fue bautizado con el nombre del Dr. Rafael M. Moscoso mediante el Decreto 2271, emitido por el presidente de República Dominicana, Dr. Joaquín Balaguer, como homenaje póstumo al primer botánico dominicano en escribir un Catálogo de la Flora de la Isla La Española (Catalogus Florae Domingensis). Su emblema es la hoja del guanito Coccothrinax argentea, una de las más bellas palmas endémicas de la flora de la isla.

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