
Por Nathalie Frías (Natica)
1. Llevas una matica a casa, pero una no es suficiente, cada vez quieres más y más… Caes en la adicción y tu hogar se convierte en una jungla tropical o un bosque.
2. Te conviertes en un “nerd de las plantas”. Experimentas propagando maticas en agua, en leca, musgo… Cada vez conoces mejor sus cuidados y necesidades; tanto así, que en el explorador de tus redes sociales solo te aparece contenido sobre matas.
3. Te llegas a aprender los nombres científicos de tus #maticas y conoces muy bien sus orígenes. Y si alguien llegara a equivocarse, inmediatamente le corriges con base.
4. No hay una mata que no te traiga recuerdos de tu infancia, de tus raíces. Por ejemplo: esa dieffenbachia que tenía tu abuela, la mata de chinola de tu papá, etc.
5. Tu esposo, tus hijos o tus mascotas se sienten invadidos, te celan con las plantas. Unos llevan una relación de amor y odio…, otros terminan amándolas y reconociéndolas por sus nombres.
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